Adrienne Lotson, quien este año cumplió 50, se entrena para correr su primer maratón y nadie está más sorprendido que ella por la situación.
La abogada de Nueva York recién comenzó a correr a principios del año pasado y desde entonces sólo ha participado en carreras más cortas. «Recuerdo claramente que decía que nunca correría un maratón», dice Lotson sobre la extenuante carrera de 42,195 kilómetros, que atrae en general a corredores jóvenes. «Pensé que los corredores de maratón eran certificadamente insanos», bromea.
De hecho, los corredores de 50 años y más representan uno de los grupos de más rápido crecimiento en estos eventos cada vez más populares. A medida que la cantidad total de corredores de maratones en EE.UU. se duplicó a 518.000 durante los últimos 20 años hasta 2011, el número de finalistas de 50 años y más casi se triplicó a 92.200, o cerca de 18% del total, según Running USA, un grupo de investigación financiado por la industria. En el tradicional maratón de Nueva York —que este año fue cancelado por los daños causados por el huracán Sandy—, uno de cada cinco finalistas de la edición del año pasado, o 9.710 atletas, corrió en el grupo de los de 50 o más años.
Por supuesto, las tensiones de las carreras de largas distancias se sienten más en las articulaciones, los pies, los músculos y las espaldas de los de mayor edad, lo que hace que estos corredores sean más propensos a tener lesiones que los competidores jóvenes. Algunos entrenadores dicen que los corredores más grandes tienen que adoptar técnicas diferentes a las de los jóvenes cuando entrenan para una carrera, incluyendo más sesiones de entrenamiento en diferentes áreas, como la piscina o la bicicleta y dejando mayor tiempo de descanso y recuperación entre sesiones de práctica de carrera.
Es posible que los corredores más grandes necesiten también utilizar diferentes estrategias durante un maratón, consumiendo más agua y nutriéndose e intercalando caminata y carrera. Y la mayoría de los corredores mayores debe conformarse con ritmos más lentos y aceptar que sus mejores tiempos ya son cosa del pasado.
Un creciente cuerpo de investigaciones muestra que correr puede reducir el riesgo o retrasar la aparición de enfermedades cardiovasculares, demencia, cáncer, depresión y otras enfermedades. Las personas mayores también son más propensas a tener el tiempo libre necesario para dedicar largas horas al entrenamiento y los recursos económicos para pagar los altos costos de participar en carreras, costear las tarifas de entrenamiento, la indumentaria adecuada y gastos de viajes a las competencias.
Aun así, hay mayores riesgos para el grupo de corredores mayores de 50 años. El riesgo de una muerte súbita cardíaca es casi dos veces mayor para los corredores de maratón de edad más avanzada que para los menores de 40. Pero la tasa es demasiado baja —apenas 1 en 100.000 corredores de maratón muere durante una carrera—, como para justificar las advertencias generales a los corredores mayores de 50. Y un estudio publicado en septiembre en Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance mostró que una de las consecuencias de correr un maratón —una hinchazón y debilitamiento del lado derecho del corazón que sana en pocos días en personas más jóvenes— también se disipa con la misma rapidez en los corredores de más de 50.
«Hay peligros [para los corredores mayores] —uno no debería tener un serio dolor en el pecho durante un maratón—, pero la investigación es clara acerca de que correr es bueno para uno», dice Paul Thompson, un veterano ex maratonista y cardiólogo deportivo del Hospital de Hartford, en Connecticut.
En enero, cuando Lotson cumplió 50 años, decidió ser más activa físicamente, en honor a su madre, una fumadora que tuvo un sedentario estilo de vida y que había muerto algunos años antes, a los 73. Lotson se inscribió para una caminata organizada en un vecindario de Harlem, en Manhattan, donde se encontró junto a otras dos mujeres mayores que le mencionaron que habían caminado varios maratones.
«Me vi sorprendida, porque no sabía que uno podía caminar un maratón», dice Lotson, que comenzó a prepararse para hacerlo. El año pasado, durante una caminata de cuatro millas en el Central Park, Lotson fue alentada por otro corredor para que tratara de correr la última milla. Para su sorpresa, lo consiguió con facilidad y, desde entonces, termina una milla en 12 minutos alternando caminatas con carreras. También se unió a un grupo en línea llamado Black Girls Run! En un maratón, Lotson espera cruzar la línea de llegada al cabo de seis horas.
Jeff Galloway, miembro del equipo olímpico estadounidense de 1972 y defensor de la corriente de correr hasta una edad avanzada, dice que cree que la cuestión clave no es lo rápido que un corredor cruza la línea de llegada, sino con cuánto dolor. Galloway, que tiene 67 años y escribió libros y lleva a cabo clínicas sobre el tema, desarrolló un sistema de carrera-caminata-carrera que dice que puede ayudar a evitar el dolor de piernas y pies que deja a muchos finalistas de maratones paralizados durante horas o días. Afirma que una vez por mes completa un maratón con su esposa, en Atlanta, donde ambos residen.