Epilepsia: un diagnóstico exacto es clave para poder controlarla

La epilepsia es una enfermedad no contagiosa que se caracteriza por presentar convulsiones recurrentes. Hay muchas formas diferentes de tratar la epilepsia. Los tratamientos actuales pueden controlar los ataques, al menos durante cierto tiempo en aproximadamente un 80% de los pacientes, sin embargo el 20% restante de los pacientes epilépticos tienen ataques que no se pueden tratar adecuadamente con los medios disponibles actualmente, por lo que se hace absolutamente necesario una mejora en los tratamientos o la aparición de otros nuevos.

Las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células, que pueden producirse en diferentes partes del cerebro. A veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres.

¿Cómo actuar frente a un ataque de epilepsia?

Las personas que conviven con pacientes de epilepsia necesitan conocer qué deben hacer en caso de presenciar una crisis.

La mayoría de las crisis epilépticas son breves y terminan por sí mismas, sin que sea necesario intervenir para detenerlas. Cuando se aplican correctamente las medidas de primeros auxilios durante una crisis se evitan complicaciones que pueden ser peligrosas.

Ante un ataque de epilepsia, se recomienda:

-Tratar de evitar una caída. Colocar a la persona en el suelo en una zona segura y ponerla de costado. Despejar el área de muebles u otros objetos punzantes.

-No sujetar a la persona.

-No introducir nada en su boca durante la convulsión.

-Proteger la cabeza de la persona.

-Aflojar la ropa apretada, especialmente alrededor del cuello.

-Quedarse con la persona hasta que se recupere y solicitar ayuda médica profesional.

Un diagnóstico cuidadoso y exacto del tipo de epilepsia que padece el enfermo es fundamental para encontrar un tratamiento efectivo.

La duración del tratamiento varía en función de cada paciente y del tipo de epilepsia que padece. En algunos casos puede durar unos pocos años, mientras que para algunos pacientes tendrá que someterse al tratamiento de manera indefinida.

La mayoría de las veces lo que se aplica es una combinación de tres aspectos: medicación, cirugía o una dieta alimenticia específica.

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