Cuidado y prevención en las caídas de los adultos mayores

Si bien una caída a la mayoría de las personas no le trae grandes consecuencias, para los ancianos puede llegar a ser muy perjudicial hasta el punto de comprometer su calidad de vida. Este problema de salud en la tercera edad alcanza una alta incidencia, y trae como saldo lesiones graves y un alto costo familiar y social.

Las caídas se consideran un síndrome geriátrico tratables y prevenibles, según la Organización Mundial de la Salud estos episodios son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales o no intencionales.

Muchas de estas caídas resultan en fracturas, porque como es propio de la edad, los ancianos presentan problemas visuales, deterioro físico y mental, fragilidad y alteraciones en la marcha, aunque también se reconocen otros factores de riesgo como ser del sexo femenino, tener que enfrentarse a escaleras y las cuestiones relacionadas con la medicación, dadas a raíz de la sobremedicación, las interacciones medicamentosas y la automedicación. Es, precisamente, esta última la causa más común de las caídas y la más fácil de tratar si el resto del núcleo familiar supervisa la actividad.

También resulta frecuente que los adultos mayores convivan en espacios físicos inadecuados, donde prevalecen ambientes de poca iluminación y con elementos que entorpecen la marcha como muebles mal ubicados, escaleras, pisos irregulares y alfombrados. Entonces resulta paradójico que el hogar, refugio de la vejez, sea escenario de episodios tan perjudiciales.

Entre las actividades asociadas a las caídas están levantarse y acostarse de la cama, sentarse y levantarse de una silla y tropezar con diversos objetos y resbalar al caminar en superficies húmedas, con calzado inadecuado.

Si bien no pueden evitarse, en su totalidad, estos lamentables episodios son prevenibles con el control y revisión de las causas ambientales que los originan, la supervisión de la medicación, la reposición de la vitamina D para los huesos, que disminuye el riesgo según los especialistas.

Es recomendable utilizar dispositivos de ayuda, como bastones y andadores para aumentar la base de sustentación. También es clave corregir aquellos problemas físicos que aumentan el riesgo de caídas.

Los principales esfuerzos para abordar este problema se deben realizar desde la prevención, especialmente en el hogar, la comunidad y en los centros asistenciales.

Es un hecho que las caídas atentan contra la independencia de los adultos mayores y requiere, para su prevención de la atención de los profesionales del ámbito sanitario, la sociedad y la familia, como trabajo multidisciplinario que debe caracterizar la atención integral al adulto mayor.

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