La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica progresiva que destruye las células nerviosas y causa discapacidad. Hasta el momento no hay cura y con el tiempo es mortal.
En este padecimiento las células nerviosas gradualmente se rompen y mueren; los primeros síntomas son espasmos musculares y debilidad en un miembro, o dificultad para hablar.
Al paso del tiempo, afecta el control de los músculos necesarios para moverse, hablar, comer y respirar.
En el marco del Día Mundial contra la ELA que se conmemora el 21 de junio, menos del 10 por ciento de los casos de este padecimiento son hereditarios, mientras que en 90 por ciento se desconocen las causas.
LOS SÍNTOMAS TEMPRANOS DE LA TAMBIÉN CONOCIDA COMO ENFERMEDAD DE LOU GEHRIG, PORQUE ESTE FAMOSO BEISBOLISTA FUE DIAGNOSTICADO, INCLUYEN DIFICULTAD PARA CAMINAR O HACER ACTIVIDADES DIARIAS.
Hay tropiezos y caídas, debilidad en las piernas, pies o tobillos; debilidad o torpeza en las manos; balbuceo o dificultad al tragar; calambres musculares y fasciculaciones (pequeñas contracciones) en los brazos, hombros y lengua; y dificultad para sostener la cabeza o mantener una postura correcta.
La ELA comienza frecuentemente en las manos, pies o miembros inferiores y, luego, se extiende a otras partes del cuerpo. Conforme avanza la enfermedad y se destruyen las células nerviosas, los músculos comienzan a debilitarse progresivamente.
Por lo general, no afecta el control de los intestinos o de la vejiga, y tampoco afecta los sentidos o la capacidad para pensar, lo que permite al paciente interactuar activamente con su familia y amigos.
EL RIESGO DE PRESENTAR ESTA ENFERMEDAD AUMENTA CON LA EDAD, Y ES MÁS FRECUENTE ENTRE LOS 40 Y LOS 60 AÑOS. ANTES DE LOS 65 AÑOS, LA CANTIDAD DE VARONES QUE DESARROLLAN ELA ES UN POCO MAYOR QUE LA DE LAS MUJERES, PERO LA DIFERENCIA DESAPARECE DESPUÉS DE LOS 70 AÑOS.
Actualmente se estudian distintas causas posibles, entre ellas: mutación genética, desequilibrio químico, porque las personas con esta enfermedad generalmente tienen niveles más altos de lo normal de glutamato, un mensajero químico para el cerebro.
También se investiga si una de las causas pudiera ser una respuesta inmunitaria desorganizada y una mala administración de las proteínas.
Se estima que el consumo de tabaco, la exposición al plomo y otras toxinas podrían estar relacionadas con este padecimiento.