Entre las enfermedades ligadas al paso de los años está la osteoporosis, un trastorno que produce debilitamiento esquelético porque el hueso se vuelve más poroso. Pero, cómo podemos prevenir la osteoporosis y ¿cuándo comienza?
Aunque puede darse en niños, adolescentes, hombres de cualquier edad y mujeres en etapas previas a la menopausia, la osteoporosis suele ser más común con el paso de la edad y en la población femenina con la llegada de la menopausia.
Se calcula que unos dos millones de mujeres padecen osteoporosis, con un caso de cada cuatro en postmenopáusicas. Pero al tratarse de una enfermedad sin signos ni síntomas aparentes, las afectadas no suelen darse cuenta hasta que sufren una de sus consecuencias más graves: una fractura ósea de vértebra o de la cadera, principalmente por una caída. Por ello, resulta importante saber en qué consiste y cómo se puede detectar.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis es tipo más común de enfermedad ósea, en la que se destruye más hueso del que se forma, por lo que se vuelve más poroso, facilitando su debilitamiento.
El hecho de que afecte más a las mujeres se basa en que en ellas, la cantidad máxima de masa ósea, que se alcanza hacia los 30 o 35 años, es menor que en los hombres. A ello se une la llegada de la menopausia, una etapa de la vida en la que cesa la producción de hormonas sexuales, lo que provoca una aceleración en la caída de la densidad ósea.
Pero también existe la osteoporosis del anciano, en la que el envejecimiento y la alteración del metabolismo de la vitamina D juegan un papel relevante. El alcohol, ciertos medicamentos, patologías endocrinas, enfermedades de la sangre, problemas del hígado o trastornos reumáticos inflamatorios también pueden desencadenar una aceleración en el declive de la masa ósea.
¿Cómo reconocer la osteoporosis?
La osteoporosis es conocida como una enfermedad silenciosa porque no tiene síntomas hasta que el hueso es tan frágil que se rompe como consecuencia de un golpe o una caída. Al año, se producen unas 25.000 fracturas debido a esta enfermedad, generalmente en las vértebras y en la cadera.
No obstante, existen signos que pueden indicar su presencia:
– Repetidas fracturas en huesos largos, como el fémur o el húmero, por pequeños golpes
– Fracturas vertebrales por leves movimientos o sin explicación aparente
– Cambio en la constitución del cuerpo (pérdida de estatura de hasta 15 centímetros) o deformidades (chepa en la espalda o abultamiento del abdomen, por ejemplo), normalmente fruto de fracturas en las vértebras
Factores de riesgo de la osteoporosis
Es posible que la persona que sufre osteoporosis no tome el calcio o vitamina D necesarias de para mantener saludables y fuertes los huesos o puede ocurrir también que el propio cuerpo no absorba los volúmenes necesarios, por ejemplo, tras una operación de derivación gástrica.
Antes de que se produzcan fracturas, la sospecha de osteoporosis aumenta si se dan alguno de sus factores de riesgo:
– Postmenopausia, por la disminución de estrógenos
– Reducción de testosterona en el caso de los hombres con el envejecimiento
– Retirada temprana de la menstruación
– Pérdida del periodo tras la extirpación de los ovarios
– Constitución corporal, principalmente bajo peso
– Factores genéticos y hereditarios
– Ciertas patologías (endocrinas, inflamatorias, reumáticas)
– Abuso del alcohol
– Trastornos alimentarios, como anorexia nerviosa
– Tratamientos con dosis elevadas de cortisona
– Estar mucho tiempo en la cama por una patología prolongada, una situación que afecta sobre todo a los huesos de los niños
¿Cómo se diagnostica la osteoporosis?
La densitometría es una técnica empleada para medir la densidad ósea de las personas con cuyos datos se puede predecir el riesgo de fractura en enfermos que no han sufrido aún ninguna rotura de huesos. Asimismo, sirve para que los médicos evalúen la respuesta del esqueleto del paciente al tratamiento recetado para la osteoporosis.
Existen valores para examinar la pérdida de densidad ósea como los niveles de fosfatasa alcalina ósea o la osteocalcina entre otros, sustancias medibles en la sangre que se elevan al cicatrizarse las fracturas o permanecen bajas en contexto de osteoporosis.
También la menor presencia de vitamina D en la sangre, el aumento de la hormona de la glándula paratiroides o el mal funcionamiento de hígado o riñón son posibles indicadores del trastorno.
Cómo prevenir la osteoporosis
Para ayudar a ralentizar la pérdida de hueso, se recomienda;
– Una ingesta idónea de calcio, que varía en función de la edad, el sexo y el riesgo de desarrollar osteoporosis, mediante alimentos como la leche y los productos lácteos o suplementos o medicamentos bajo supervisión médica.
– Mantener buenos niveles vitamina D, que se forma principalmente cuando los rayos del sol penetran en la piel. Aunque existen alimentos que proporcionan esta vitamina, como aceites de pescado.
Tratamiento de la osteoporosis
Además de abandonar hábitos como el tabaco y el alcohol y tener costumbres de vida saludables durante la juventud, como hacer ejercicio y tomar cantidades adecuadas de calcio, una vez aparecido el problema por cuestiones inmodificables, como los factores hereditarios, existen medicamentos para reducir las fracturas que el especialista puede recetar.
No obstante, todavía no es posible la recuperación del hueso perdido, ya que los fármacos existentes en la actualidad sólo frenan su reabsorción, con algún pequeño logro de incremento de su densidad. Además se sabe que a partir de 5 años de tratamiento farmacológico no se mejora el objetivo principal de éste: la disminución de fracturas atribuibles a la osteoporosis.
Por otra parte, el ejercicio es esencial para preservar la masa ósea en los mayores, por ejemplo mediante actividades físicas como andar, correr, bailar, jugar al tenis, taichí, yoga, pesas libres y máquinas o hacer remo, evitando en todo momento aquellas que puedan conllevar posibilidades de caerse o traumatismos de alto impacto.