El 38,2% de las familias peruanas vive por lo menos con una persona de 60 años a más. Esto significa que debemos estar preparados para entender el desgaste progresivo al que está sujeto un adulto que bordea esta edad, así como los síntomas de fragilidad que presentan. Más aún cuando muchos de estos síntomas no son identificados por los propios familiares, pese a que conviven con personas de la tercera edad. Así lo afirma el geriatra Carlos Vela, docente de la Universidad Norbert Wiener.
¿Por qué es importante distinguir cuándo un adulto mayor va ingresando a un estado de fragilidad, que los geriatras denominan el síndrome del adulto mayor? El especialista señala que es importante porque permite conocer o acentuar los cuidados de estas personas, así como estar atentos a sus necesidades e inquietudes. “No esperemos que la fragilidad toque la puerta del adulto mayor sin nosotros reconocerla, podría ser determinante y hacer la diferencia entre vivir con o sin sobresaltos respecto a su salud, así como evitar accidentes que se pueden prevenir”, explica el doctor.
Para el 2025, el porcentaje de la población adulta mayor llegará a 12,6%, según información del INEI. Ante las estadísticas, es necesario entender que el síndrome del adulto mayor se caracteriza por un “desgaste progresivo” de la persona, es decir, ésta se vuelve más vulnerable a sufrir caídas, vulnerable en su salud o peor aún podría terminar en muerte.
Las características de un adulto mayor que empieza el ciclo de la fragilidad son: disminución de peso, deambulación lenta, bajo nivel de actividad física, sensación de agotamiento, poca fuerza de aprehensión, sarcopenia (pérdida degenerativa de la masa muscular), poca inmunidad. Estos cambios se presentan en la mayoría de los adultos mayores, pero solo una fracción de ellos se consideran frágiles, es decir, solo se considera si se pasa el umbral de la fragilidad, no el proceso acumulativo de la decadencia de esta.
Una persona adulta mayor frágil es aquella que cumple dos o más de estas condiciones: mayor de 80 años, dependencia parcial, deterioro cognitivo leve o moderado, manifestaciones depresivas, riesgo social, caídas en el último mes, o más de una caída en el año, padecen de tres o más enfermedades crónicas, enfermedad crónica que condiciona incapacidad funcional parcial, como déficit visual, auditivo, osteoartritis, parkinson, EPOC, insuficiencia cardíaca reciente, toma de más de tres fármacos por enfermedades crónicas, hospitalización en los últimos 12 meses y condiciones de pobreza.
Hay que considerar si vive solo, le supone mucha dificultad la conversación porque oye mal, su salud le impide salir a la calle, tiene dificultades con la vista y problemas importantes de salud, etc.
CLAVES
Muchos de los síntomas que determinan la fragilidad del adulto mayor no son identificados por los propios familiares, pese a que conviven con ellos. Por ello es importante consultar con un especialista.
Se sabe que para el 2025, el porcentaje de la población adulta mayor llegará a 12,6%, según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática.
Esta genial el articulo. Un cordial saludo.
Gracias